jueves, 26 de enero de 2012

En un mundo idílico...

...las cosas serían mucho más simples. 



Pongamos por ejemplo, que me quiero leer el último de Paul Auster, Sunset Park, en español. Voy a mi librero de siempre, le pago 10€, de los cuales él se lleva pongamos un 10%, la editorial, por aquello del papel y distribución otro 10%, incluso un 20%, el traductor Benito Gómez un 20 o 30% y el señor Auster el resto, que para eso es el creador. Y si quiero leérmelo en inglés, ¿qué sería lo lógico? Pues pagar algo menos, ¿no?
 

Pongamos que quiero ver un videoclip de un grupo nuevo del que me han hablado. Pues pongo la MTV, Sol música o los 40principalestv y me lo trago con publicidad, como toda la vida, eso sí, solo puedo  ver videos de lo que las señoras discográficas dispongan y paguen.

Pongamos que he visto el videoclip de, por ejemplo The Black Keys y que me quiero comprar el disco. Voy a mi tiendecita de discos y pago 10€, de los cuales la discográfica se lleva un 20%, el vendedor un 10%, el productor su 10%, y ellos dos y sus músicos, por derechos de autor, el resto. Qué bonito, que tranquila me voy a casa.

Pongamos que quiero ver  la última película de Woody Allen en versión original. Voy al cine de mi pueblo, pago mi entrada de 5€ (que ya me parece caro) y lo mismo de siempre: porcentaje para la productora, que se encarga de pagar al equipo, porcentaje para los creadores, actores, etc. Y un porcentaje para la empresa que haya puesto el cine en mi pueblo.

Pongamos que quiero ver una serie. Primero consulto la programación en el periódico, compruebo que, efectivamente, CSI sigue siendo en la cinco y que van por la temporada que yo quiero ver, en orden y sin saltarse nada. A las 22:00 estoy en el sofá viendo mi serie, ¡ah, esto es gratis! Bueno, tengo que ver publicidad, sin problema, al fin y al cabo, es lo que paga la serie.  

Bueno, vayamos a otro producto; pongamos que quiero jugar al último Call of Duty; ya tengo mi consola, así que voy a mi tienda de videojuegos y pago 10 €, y un porcentaje para la tienda, otro para la empresa, que ya se habrá encargado de pagar al creador, a los desarrolladores, al localizador, al tester, etc.  

Pero no es así. 

Todo eso sería así en un mundo ideal, pero todos sabemos que ya no es el caso, que el dinero lo ganan las discográficas y no el artista, que los escritores de libros sacan muy poco beneficio de la venta de cada ejemplar con astronómico precio, que las tiendecitas están siendo devoradas por la FNAC, donde se puede encontrar casi todo, y en diferentes idiomas además. Todos sabemos que ahora en INTERNET está todo, y yo, personalmente, no lo quiero todo gratis, pero sí quiero saber que si pago por ello, el dinero es para el creador. Los consumidores de productos audiovisuales no somos tontos, y cogemos lo que queremos, si en la tienda de mi pueblo no voy a encontrar el disco que quiero, acudiré a la FNAC, si en la FNAC cuesta el disco de 10 canciones 20 €, me lo bajaré de internet, etc.

Estamos acostumbrados a  pasar enlaces por facebook y twitter, publicar citas y fotos en el blog, leer el periódico, ver videoclips, ver cortos, conocer grupos nuevos que de otra forma jamás llegaríamos a conocer, ver series y películas en versión original, escuchar música antes de comprar etc., y por eso ahora no se va a permitir que nos quiten todo eso para enriquecer a las multinacionales de turno. No hace falta que de nombres, ni de unos ni de otros.

Están surgiendo muchísimas alternativas entre los polos blanco-todogratiseninternet y el negro-pagaportodoysinoalacárcel. Páginas que por una tarifa plana permiten ver películas y series sin límite, autores que se autogestionan la publicación de sus libros, músicos que te ofrecen su disco pagando un módico precio a través de su página web, etc. Descubramos esas alternativas y si es necesario paguemos, pero precios justos y razonables y a quien se lo merece.

Los derechos de autor hay que respetarlos, sí, pero siendo coherentes con la actualidad y los medios de los que disponemos. Y recordando que hoy en día, Internet es cultura.
Y parecer ser que nos falta cultura, y mucha, en esta #Vergüenzadepaís.



Gracias por leer y gracias dobles por pensar. 

Teresa :) próximamente en: www.tgzapata.com



miércoles, 4 de enero de 2012

The French Kissers

Anonadada me quedo cuando, hojeando el Fotogramas, leo en el título secundario del cartel de la película francesa The French kissers lo siguiente: “¿Te acuerdas cuando tenias 15 años?”

 ¿A alguien le suena algo raro?



En esta ocasión dejo un poco aparte el tema del cambio de título original , cuya versión "española" está en inglés y no corresponde al significado del título original Les Beaux Gosses, que significa algo así como "Los tíos buenos" o "Los Guaperas". Me gusta la ironia, no digo nada más, os invito a opinar.


A primera vista, no parece un error muy flagrante, de hecho, he comprobado que el uso del verbo acordarse sin de está permitido en el lenguaje oral, pero no en el escrito, por lo que me parece oportuno dedicarle un comentario.

El año pasado me pasé todo el curso corrigiendo a mis alumnos franceses la diferencia entre el uso de “recordar” sin preposición y el de “acordarse de” con preposición (parece que lo estoy oyendo: "pgofesoga no me recuegdo de esa palabrga"), y quizá por esto, y precisamente por tratarse de una peli francesa me ha dolido más la confusión. 

De todas formas consulto el Panhispánico de Dudas y compruebo que:

acordar(se). 1. Verbo irregular: se conjuga como contar
3. Cuando significa ‘tener presente algo en la memoria’, en la lengua general culta funciona como intransitivo pronominal y va seguido de un complemento con de (acordarse de algo): «¿Te acordás de que lo hablamos unas cuantas veces?» (Benedetti Primavera [Ur. 1982]); «¿Os acordáis de cuando a Miguel se le rompió el micrófono?» (Montero Amo [Esp. 1988]). Aunque ya desde antiguo es frecuente omitir la preposición de cuando el complemento es una oración subordinada, especialmente en la lengua oral y coloquial (Me acordé que..., ¿Te acordás cuando...?), se recomienda mantenerla en la lengua escrita. Los verbos acordar y recordar comparten este significado, pero en la lengua general culta se construyen de modo diferente: acordar, como se acaba de explicar, es intransitivo pronominal (acordarse de algo), mientras que recordar ( recordar(se), 2a) es transitivo (recordar [algo]).

¿Tan difícil era haber puesto la preposición, o simplemente: “Recuerdas cuando”? Cosas de la urgencia, supongo, porque no veo la mejora estilística o comercial en esto. Y supongo que los revisores de Fotogramas no pueden hacer nada, pero espero que al menos lo hayan comentado a Karmafilms, responsables de la película y su distribución.

Nada más por hoy.

Saludos al Azote ortográfico, no es mi intención entrometerme en su labor ;) 


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Fe de erratas de la entrada anterior: El nombre del grupo es The Right Ons, se me coló una e en Ones. Mis disculpas.